El sepulcro de Antonio de Sotelo y Cisneros es uno de los mejores exponentes del arte funerario renacentista que tenemos en nuestra provincia. Lo podemos completar en la iglesia de San Andrés, situada a tan solo unos minutos de la Plaza Mayor de Zamora, en la calle que lleva su nombre. Es la iglesia del Seminario de San Atilano que se encuentra a su lado.
¿Quién Fue Antonio de Sotelo y Cisneros?
Antonio de Soltelo y Cisneros, fue un caballero Zamorano que vivió en el SXVI, pertenecía al distinguido linaje de los Sotelo. Su tío, que llegó a ser comendador de la orden de Santiago fundó el desaparecido Hospital de Sotelo en la ciudad. Él, como tantos caballeros de la época, partió al Nuevo Mundo participando en la conquista de Méjico con Hernán Cortés. Gracias a ello atesoró una gran fortuna. Murió en Panamá en el 1548 donde dejó escrito su testamento.
En dicho testamento expresaba sus voluntades entre las que destacaba el deseo de ser enterrado en la iglesia de San Andrés de Zamora, para lo cual la mandaba reedificar y dejaba una clara descripción de cómo tenía que ser su sepulcro.
Sepulcro de Antonio de Sotelo.
El sepulcro de Antonio de Sotelo , se encuentra en la Capilla de los Apóstoles, presidida por un magnífico retablo de estilo romanista. Se concluyó en el 1598, está realizado en alabastro por Antonio Falcote y Pompeyo Leoni (figura del caballero). Pompeyo leoni fue un artista italiano que trabajo en España, sobre todo para la Corte, es el autor de los sepulcros de Carlos I y Felipe II en el Escorial, cuya topoligía aparece también en este sepulcro Zamorano.
La parte baja está protegida por una reja y destaca el relieve central con el escudo de armas portado por dos ángeles.
La parte central la constituye un arco rebajado con columnas y relieves a los lado y en el intradós. En su interior aparece la figura del caballero arrodillado sobre un cojín en posición orante, ante él, apoyados en la base, sus guantes y yelmo, que junto con la espada nos indican su condición militar. La parte alta está rematada por un frontón partido donde descansan dos hombres recostados de clara influencia miguelangelesca. Merece la pena observar con atención todos los detalles de sepulcro y sus minuciosos relieves, como por ejemplo la virtuosa labra de la armadura.
Es este sepulcro podemos contemplar una obra sublime del renacimiento con reminiscencias manieristas, que por su calidad, tipología y autor emula los propios sepulcros de los reyes antes citados.
Si están por Zamora merece la pena que se acerquen a visitar la iglesia de San Andrés, un tesoro renacentista en la ciudad del románico
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