En la iglesia de San Pedro y San Ildefonso podemos encontrar un retablo dedicado a la madre de María, Santa Ana.
Cómo madre de la Virgen, no aparece nombrada en los textos canónicos, aunque si aparece en los Evangelios Apócrifos como el Protoevangelio de Santiago, en el Pseudo Mateo y en el Evangelio de la Natividad de María.
El nombre de Ana significa «gracia de Dios» y su festividad se celebra el 26 de Julio junto con la de su marido, San Joaquín.
La veneración a la madre de María, como modelo de esposa y madre, se iniciará en Oriente, y se irá extendiendo poco a poco hacía Occidente gracias a las Cruzadas. Tras el Concilio de Trento la devoción se apagará, para resurgir con gran fuerza en el s. XVII, sobre todo en los países germánicos, gracias a varias órdenes monacales.
A la madre de María no se la representa casi nunca sola, sino que aparece relacionada con la vida de la Virgen.
En el caso del retablo en la Iglesia de San Ildefonso, fue realizado a finales del s. XVIII, y forma conjunto con otro paralelo dedicado a San Joaquín, padre de la Virgen María.
¿Cómo se representa a Santa Ana artísticamente?
Las maneras más conocidas de representar a esta Santa en el arte son:
Santa Ana Triplex o Trinitaria. Representa la genealogía de Cristo por vía materna con las figuras de la Santa, la Virgen y el niño. La abuela es la figura principal que sostiene a su hija y su nieto.
La Santa Parentela. Se representa a la Santa junto con su madre, sus otros maridos, sus hijas, yernos y nietos. Esta forma es más común en el mundo germano que en el hispano.
El abrazo en la Puerta Dorada de Jerusalén entre Santa Ana y San Joaquín.
Santa Ana enseñando a leer a la Virgen María. Simboliza la educación dada a la Virgen María y por eso en ocasiones, cuándo Santa Ana aparece representada sola, porta un libro entre sus manos.
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