Ubicado en Tierra de Campos, muy cerca de las Lagunas de Villafáfila, Villalpando es uno de esos tesoros poco conocidos.
Villa noble, poblada por celtas, romanos, godos, musulmanes y cristianos. Todo quisieron habitarla aunque en numerosas ocasiones la arrasaban en sus conquistas para reconstruirla después. Muchos fueron sus nombres hasta llegar al que hoy conocemos «Villalpando» pero todos hacen referencia a esa llanura al sol. De ahí el sol en el escudo de la Villa.
Los Templarios tuvieron su castillo con iglesia en la actual Plaza Mayor. Hoy parte de ese templo es el Ayuntamiento. También se pueden visitar los restos del Palacio de los Condestables (compañero perpetuo del Rey).
Dignos de mención son los restos de la iglesia de Santa María la Antigua, una de las primeras parroquias románicas de la villa. Claro ejemplo de la escasez de piedra en la zona, realizada en ladrillo y en la que se conservan restos de pintura mural gótica.
De su época de esplendor conserva 2 puertas de muralla, La puerta de Santiago y la de San Andrés, a la que los lugareños conocen como «La Puerta Villa».
Las maltrechas iglesias de San Pedro y San Miguel Arcángel aún nos dejan ver la importancia de una Villa que en la segunda mitad del s XII llegó a tener 10 parroquias. La mayoría hoy desaparecidas.
La actual iglesia Parroquial, dedicada a San Nicolás de Bari, sustituyó a la anterior, que según los lugareños «se dejó caer» en 1989. En su interior se guardan piezas de gran valor. Unas del antiguo templo, otras de otros templos de la ciudad y algunas hechas para este nuevo templo y para una Villa donde la «Inmaculada Concepción» recibe un lugar especial.
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