La Catedral de Zamora alberga una de las colecciones de tapicería flamenca más interesantes de España.
La colección de tapices está compuesta por tapices realizados en distintos talleres flamencos en los siglos XV y XVI.
Hoy os proponemos un pequeño juego para que os acerquéis a buscar los perritos de la Catedral de Zamora que aparecen tejidos en varios de los tapices flamencos de su colección.
¿Por qué aparecen perritos en los tapices de la Catedral de Zamora?
Cazar ha sido siempre un privilegio para reyes, nobles y el clero, por lo que era normal encontrar estos animales junto a ellos.
Desde el s. XI se observa una paulatina política de restricción por parte de las diferentes monarquías europeas al acceso a los bosques, así como la propiedad de determinado tipo de perros, que se reservan para los reyes y nobles.
En España, cazar se había considerado siempre un derecho universal propio de hombres libres, aunque a partir del s. XVI se va restringiendo la caza con el fin de controlar los territorios de los mayorazgos. Por ello, dentro de la nueva cultura caballeresca la posesión de ciertos animales (un caballo de guerra, un perro cazador y una rapaz) comienza a percibirse como un indicador de la posición social.
En el Libro de la montería de Alfonso XI (s. XIV) ya se hace mención de los tres tipos de canes utilizados en la época para la caza:
el sabueso, para rastrear
el lebrel, para perseguir
el alano, para coger la presa.
Poco a poco el perro empieza a considerarse un miembro más del servicio y a formar parte del entorno social. De tal modo que en la Edad Moderna se calificaban en tres bloques:
Los Molosos, aquellos que tienen una constitución musculosa como los mastines, dogos y alanos.
Los Leporarios, aquellos que persiguen liebres como los galgos y lebreles.
Los Falderos, malteses, gozquillos y demás perros de pequeño tamaño.
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