Colegiata de Santa María la Mayor | Toro
La Portada de la Majestad de la Colegiata de Santa María la Mayor, en Toro, es uno de los tesoros más valiosos de la provincia de Zamora. Este magnífico portal fue concebido como entrada principal al templo, en la fachada de poniente. Fue labrada y policromada en el último cuarto del siglo XIII, aunque parte de un planteamiento románico.
¿Por qué es tan importante?
La Portada de la Majestad es una de las más importantes manifestaciones de la escultura gótica en Castilla y León. Pero sin duda el valor que la hace única es su policromía, que se conserva casi en su totalidad y data del siglo XIII. Posee un rico cromatismo, con predominancia de colores naturales y tierra. La policromía, durante la Edad Media, no era un simple toque estético, sino un elemento necesario para realzar los rasgos de las figuras, el cromatismo de las vestiduras y para otorgar viveza.
A lo largo de sus 750 años de vida, la portada ha sufrido hasta 6 repintes que se han superpuesto a la capa original. Esto sin duda ha permitido que hoy, tras la restauración de los años 90, podamos contemplarla en todo su esplendor. El otro factor que ha influido en su conservación es la construcción de la Capilla de la Majestad, llamada también de Santo Tomé, a principios del siglo XV.
Una portada de autor
Conocemos el autor de la policromía, un hecho que también la hace brillar aún más en el panorama de la escultura monumental medieval. Sabemos que quien pintó la obra fue Domingo Pérez, criado de Sancho IV, gracias a la inscripción de la parte inferior del dintel:
Este lauor pinto Domingo Pérez criado del Rey Don Sancho
Gracias a esta referencia podemos definir el período concreto, último tercio del siglo XIII y relacionar la autoría con el taller del artista Domingo Pérez, muy vinculado a las obras de mecenazgo que llevaron a cabo tanto el rey Sancho y especialmente su esposa, la reina María de Molina.
Los programas iconográficos
El autor intelectual de los dos programas iconográfico que nos presenta la portada fue el franciscano Juan Gil de Zamora, preceptor de Sancho IV. El primer programa está dedicado a la figura de la Virgen, cuya devoción estaba en claro aumento en el siglo XIII. Exaltación de María a través de su paso por la tierra (parteluz), muerte (dintel), asunción y coronación en el cielo (tímpano).
El segundo programa tiene como objetivo presentar al fiel la iglesia celestial y el Juicio Final. Las arquivoltas acogen los representantes de la iglesia triunfante, mártires, santas y vírgenes, ángeles y apóstoles y 18 reyes con un variado repertorio de instrumentos musicales. En la última arquivolta, concebida a modo de cornisa, se expone el Juicio Final. En ella aparecen Cristo Juez, los ángeles con los instrumentos de la Redención, la Virgen y San Juan en actitudes intercesoras, la resurrección de los muertos, bienaventurados y réprobos camino del cielo y del infierno.
El lenguaje empleado es directo y brutal al mismo tiempo. Los tormentos de los condenados contrastan con la suerte de los elegidos, acogidos en un lugar ameno, en el jardín del Paraíso. Muy original resulta también la presentación del Purgatorio como lugar físico que comunica con el Paraíso, al que con ayuda de san Pedro acceden las almas purificadas por las llamas.
Otros personajes y detalles
Además de esos dos grandes temas expresados con mucho realismo, en la portada podrás encontrar también otros interesantes detalles, como las figuras de gran tamaño de los reyes David y Salomón acompañados por profetas y arcángeles. Se trata de las 8 grandes esculturas ubicadas en el espacio lateral del registro intermedio.
Y también, en el cuerpo inferior, una riquísima muestra decorativa inspirada en las figuras geométricas y florales del arte mudéjar.
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